lunes, 20 de agosto de 2012

WhoIAm

Esta soy yo; libre, real y sin censuras.
Por perderme la vida, me escondo en el papel. Porque, siendo sincera, debo confesar muchas cosas aún. He mentido y a veces le tengo terror a mis verdades. Me he sentido arrepentida, sin embargo, no cambiaría nada. Dejo de ser yo misma, me paso de pilla intentando disimular esa tristeza que debiera ser rabia.
Estoy avergonzada. Me avergüenza haber sido tan tonta, haber tropezado dos veces con una misma piedra, haber llorado sobre un poema que a mi corazón le resultaba demasiado íntimo.
Siento dolor por gente que no ha valido la pena, siento que muero cuando recuerdo a aquellos que se han marchado, se estremece mi cuerpo al pensar en las sonrisas perdidas.
Sigo soñando, tal vez demasiado. Me declaro culpable por no hacer nada en el presente, por vivir siempre perdida en el futuro, por tener miedo de lo que está delante de mí, por no hacerle frente a aquello que ha quedado atrás.
Estoy enamorada del amor y de mis fantasías, de todo aquello que me hace creer que mi príncipe azul existe, que viviremos felices por siempre. Amo lo que es único y sincero, amo la locura, la espontaneidad.
Aunque no sea cosa sencilla, la verdad es que me fascina sonreír. Y aunque no sea maravilla, vivo pensando en qué será de mí, de ti, de ellos, de nosotros.

No he perdido la esperanza, aunque cesa a ratos. No dejo de creer, no dejo de amar, no dejo de soñar.

Mi camino

Camino lentamente, entre árboles anaranjados, rojizos, amarillentos por la huella del otoño. Camino lentamente; aunque parece que se, casi de memoria, cuál es el camino que debo seguir, camino muy lentamente.
Me quiero entregar, dejarme llevar por un impulso que lo consuma todo; que sea verdadero, que sea real, que sea nuestro en un instante y para siempre.
Quiero regalarle mi vida a un sueño que me complete, a una esperanza que se vuelva eterna y que aún así sea distante. Inventaré el año, el día, la hora... Inventaré en mí el momento exacto para ser feliz.

Camino lentamente; empieza a atardecer en mi ventana. Pronto llegará la noche, y con ella tu recuerdo.
Camino lentamente, aunque parece que se, casi de memoria, cuál es el camino que debo seguir.