martes, 25 de marzo de 2014

Tú y yo

Somos tan verdaderos y tan efímeros a la vez.
Pareces eterno, constante y seguro... al mismo tiempo tan frágil.
No es un secreto, tenemos miedo. Es natural, es parte del juego.
Lo disfrutamos, con su dosis de seguridad y de espanto, con terror y alegría, como entendiendo el masoquismo tras este auténtico sentimiento.
Quiero seguir, tú no pienses escapar. Es el sueño más real que hayas tenido, es una fantasía, la utopía de todos tus fantasmas.
Somos tan verdaderos, y tan efímeros a la vez.

lunes, 10 de marzo de 2014

Run...

En el espanto de no saber hacia dónde ir, reflejan mis ojos el temor de haber tomado la dirección equivocada.

Todo gira a mi alrededor y tan rápida e imperceptiblemente los sueños se me acercan en forma de realidad y rozan la punta de mis dedos. Me dejan, incluso, tomarlos por un instante. Se siente increíble, sabe a victoria, a satisfacción... Entonces el deseo de volar junto a esas fantasías me impulsa; y corro, corro lejos de aquí, como queriendo huir de todo lo que alguna vez me mantuvo aferrada.

Desvanece el miedo, la opresión en mi pecho, el dolor... Corro más rápido, siento flores a mis pies, nubes en mis cabellos. Atrapo ese segundo de emoción, lo encierro en mi alma y en mi cuerpo, lo desvanezco en mis ojos, lo hago mío.

Dejo que cada parte de mi ser flote entre las paredes de esta habitación, y recuerdo, imagino, juego un poco más.

Quiero perder el miedo.


It will get better in time

Agonía. Un momento más de mi vida, monótona, pausada, inevitablemente aletargada.
Vuelvo aquí. Busco consuelo, razones, recuerdos tal vez. Vuelvo a ti. Busco en mi memoria, aunque el sentimiento de culpabilidad da una punzada en mi pecho; el sentimiento de no poder volver a preguntar "¿qué es de ti?".
Caigo. Es eterno, camino equívoco... No veo mis pisadas, no se si deba intentar volver atrás, siempre he tenido cierto temor al recorrido que hacemos al pasado: sus tropiezos, las personas que dejamos en él, la sensación de no poder con tanta amargura.
Cambio. En un segundo pienso, rápidamente, en cientos de movimientos: jugadas que podrían funcionar.
Aquí vamos. Vamos otra vez.
Sonrío... Aunque no se si es este mi lugar. Me amarro a tu cuerpo, como queriendo aferrar la sensación hermosa que alguna vez tuve; me preocupa perderla en el abismo de no encontrar nada mejor.
Me quedo. El miedo vuelve a ganar esta partida.

Pero yo estaré bien.