Despertar así, es una tortura: Sin ganas de vida, sin ganas de muerte, sin ganas de tí... Sin tener ganas ni de mi misma.
Me hace pensar que mantenemos la vida atada a un par de ilusiones; a los sueños de la infancia, a la locura de querer ser amado. Y en realidad no somos más que eso: No somos más que un conjunto de sueños que siente, desvanece y muere por falta de nubes de algodón.
Es difícil encontrarle algun sentido a la existencia misma. Es difícil llegar a saber si hay sentido alguno.
¿No sería todo más sencillo si sembraramos risas, si regalaramos amor sólo porque sí?
Vivimos en un mundo en donde los regalos color rosa que vienen del corazón, están prohibidos: Y nos matamos poco a poco... Pero en fín, leyes de supervivencia.
Hoy, quisiera entregarte la alegría que me queda, para que al menos tú puedas ser feliz. Hoy, quiero abrir mi corazón desde dentro, para que veas todo el amor que guarda para tí.
¿Quieres saber la verdad? Hace tiempo que tengo la necesidad de contarte mis secretos, pero es un problema del alma, del miedo... Tal vez del ambiente... Algo no me deja hablar.
Hoy quisiera decirte que jamás he tenido intenciones de hacerte daño, que quisiera que tú pudieras entender por qué el corazón duele, por qué la boca calla.
Hoy... Sí, hoy. ¿Por qué esperar más?
Hoy... Quiero darte gracias por la sonrisas, las locuras, el caramelo.
Quiero pedirte perdón por los errores, las tristezas y el desquite.
Quiero decir que te amo sin remordimientos, sin culpa, sin derecho...
Quiero que sepas, que hay tantas cosas que aún no te cuento...
Quiero que me perdones, también por esto.
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