Mientras más confiamos en una persona, más sencillo es que lleguen a decepcionarnos. Volteamos la cara, nos hacemos los imbéciles, olvidamos eso que es imposible olvidar... Y todo para qué? Para pretender que nada ha pasado; que el dolor es muy fácil de atenuar.
La verdad es que no es así.
Cuando quieres demasiado, es como si tuvieran el puto derecho de hacerte sufrir como se les da la gana... Por el mero hecho de saber que dolerá, que quedará para siempre.
Aunque trates de pasarlo por alto, pronto vendrá el recuerdo... ¡El maldito recuerdo! Para poner en tu mente la razón, la locura, la tristeza y el dolor...
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