Las lágrimas devuelta a los ojos. No tengo cara para mirarte… Para decirte ‘’No sabes lo preocupada que estoy por ti’’.
¿Es válido intentar prolongar la vida de una persona? ¿Es seguro que en realidad no estamos tan sólo prolongando el sufrimiento?
Es injusto querer atenuar el dolor, por puro miedo a quedarnos solos… Por terror a afrontar nuestra realidad.
Si fuera el último día, tal vez tendría que guardarme la sonrisa… Pero estaría segura de haberle reconocido la mentira.
No… No me comí la comida, pero tampoco tenía ganas de devolver el valioso juguetito que sacaste de la vitrina… Sería mi cumpleaños número siete otra vez.
Tus recuerdos llegan rodeados de misterios junto a la carta que encontré en tu closet, y que nunca entregaste… Maldita costumbre que heredé de ti… Gracias.
Tu foto demasiado hermosa, y tus ojos grises que no se parecen a los de nadie. La manía de enfermar al perro con chocolates, y el último trago de vino…
No tengo el valor suficiente para llorarte en el hombro y rogarte que no te vayas… Soy demasiado orgullosa como para pedirle a la vida que me devuelva el instante que perdí.
Voy a escribirte de nuevo, para que sepas que la poesía jamás quedará de lado… Para que sepas que siempre he sido tan testaruda como tú, para que sepas que me siento feliz de ello.
Guardar en mí lo que de ti va quedando…
¿Es válido intentar prolongar la vida de una persona? ¿Es seguro que en realidad no estamos tan sólo prolongando el sufrimiento?
Es injusto querer atenuar el dolor, por puro miedo a quedarnos solos… Por terror a afrontar nuestra realidad.
Si fuera el último día, tal vez tendría que guardarme la sonrisa… Pero estaría segura de haberle reconocido la mentira.
No… No me comí la comida, pero tampoco tenía ganas de devolver el valioso juguetito que sacaste de la vitrina… Sería mi cumpleaños número siete otra vez.
Tus recuerdos llegan rodeados de misterios junto a la carta que encontré en tu closet, y que nunca entregaste… Maldita costumbre que heredé de ti… Gracias.
Tu foto demasiado hermosa, y tus ojos grises que no se parecen a los de nadie. La manía de enfermar al perro con chocolates, y el último trago de vino…
No tengo el valor suficiente para llorarte en el hombro y rogarte que no te vayas… Soy demasiado orgullosa como para pedirle a la vida que me devuelva el instante que perdí.
Voy a escribirte de nuevo, para que sepas que la poesía jamás quedará de lado… Para que sepas que siempre he sido tan testaruda como tú, para que sepas que me siento feliz de ello.
Guardar en mí lo que de ti va quedando…
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