Un suave violín que amortigua el sentimiento cada vez que en este lado alguien te llora.
Nos tomamos las manos, atravesando lo imposible, la eternidad, esta inmensa distancia. Susurro un "te quiero tanto", pero no alcanza a llegar a donde tú estás.
Veo, con frustración, que en tus ojos están todas mis respuestas y vuelvo una vez más al inicio de este eterno laberinto, que no perdona, que no retrocede, que no me habla...
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