Debería, en la eternidad, encontrar siempre una ventana abierta para mirar tus ojos grises y encontrar todas esas respuestas.
Debería ser quien era, pero te has llevado mi sonrisa y han vuelto poco a poco todos los miedos.
Debería, insistentemente, reunir fuerzas, porque vivo muriendo a cada segundo en un "te quiero", en un "te extraño" y en la maldita incapacidad de amarrar tu mensaje, cuando por fin me toca el alma.
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