Recordamos con ansias lo que pudo haber sido su última sonrisa, el último abrazo cálido... Con nostalgia pensamos que tal vez dejó algo sin decir.
Y aún no perdemos la esperanza: Como buenos chilenos nos aferramos a la cadena de oración, al sueño premonitorio que nos dijo que la fe movía montañas.
Los pensamientos y las lágrimas quedan suspendidos en nuestro aire... El recuerdo nos pertenece.
Fuerza a los 21, a las familias, a Chile.
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